- ¿Qué andas buscando, Mullan?.
- Mi llave. La he perdido.
Y arrodillados los dos, se pusieron a buscar la llave perdida.
Al cabo de un rato dijo al vecino:
- ¿Y dónde la perdiste?.
- En casa -le contestó-.
- ¡Santo Dios! Y entonces, ¿por qué la buscas aquí?.
- Porque aquí hay más luz.
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